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I

 

La obra es el principio de una nueva serie de trabajos: Sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas.

 

Está compuesta por una serie de cintas de audio que contienen una composición sonora, casi musical, con discursos y sonidos propios referidos a la frase: el sonido del flujo sanguíneo, gotas de sangre, sudor o lágrimas... sonidos de esfuerzo y resistencia...voces que gritan, susurran o dicen calmamente sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas… el relato, sus discursos: la algarabía, el caos y el cosmos potencial. Esos sonidos grabados digitalmente son pasados a soporte analógico y empleado como material que habrá de quedar atrapado, fijado visualmente, sobre la cinta adhesiva; pero también como dripping expresivo que pinta la superficie al ser atrapada (pigmento metálico) con figuras aleatorias: action painting que genera una técnica nueva: sonido arrojado como imagen; materia que se bifurca… energía expresiva.

 

La sinfonía generada desde los sonidos grabados queda registrada y puesta a disposición de la audiencia como un murmullo que sirve de testigo auditivo (Duchamp) de los materiales sonoros y conceptuales que “pintan” la otra cinta de registro, la adhesiva. El sonido surge de una pequeña “caja negra” que contiene el registro sonoro (da fe).

 

 

Las cintas quedan atrapadas y aisladas al adherirse sobre ellas un metacrilato que sella definitivamente la obra. 

II

 

Debemos recordar que estamos en las fases preliminares de una de las grandes batallas de la historia, que nosotros estamos actuando en muchos puntos de Noruega y Holanda, que estamos preparados en el Mediterráneo, que la batalla aérea es continua y que muchos preparativos tienen que hacerse aquí y en el exterior. En esta crisis, espero que pueda perdonárseme si no me extiendo mucho al dirigirme a la Cámara hoy. Espero que cualquiera de mis amigos y colegas, o antiguos colegas, que están preocupados por la reconstrucción política, se harán cargo, y plenamente, de la falta total de ceremonial con la que ha sido necesario actuar. Yo diría a la Cámara, como dije a todos los que se han incorporado a este Gobierno: «No tengo nada más que ofrecer que sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor».

 

Tenemos ante nosotros una prueba de la más penosa naturaleza. Tenemos ante nosotros muchos, muchos, largos meses de combate y sufrimiento.

 

Me preguntáis:  ¿Cuál es nuestra política?. Os lo diré: Hacer la guerra por mar, por tierra y por aire, con toda nuestra potencia y con toda la fuerza que Dios nos pueda dar; hacer la guerra contra una tiranía monstruosa, nunca superada en el oscuro y lamentable catálogo de crímenes humanos. Esta es nuestra política.

 

Me preguntáis; ¿Cuál es nuestra aspiración?. Puedo responder con una palabra: Victoria, victoria a toda costa, victoria a pesar de todo el terror; victoria por largo y duro que pueda ser su camino; porque, sin victoria, no hay supervivencia. Tened esto por cierto; no habrá supervivencia para todo aquello que el Imperio Británico ha defendido, no habrá supervivencia para el estímulo y el impulso de todas las generaciones, para que la humanidad avance hacia su objetivo. Pero yo asumo mi tarea con ánimo y esperanza.

 

Estoy seguro de que no se tolerará que nuestra causa se malogre en medio de los hombres. En este tiempo me siento autorizado para reclamar la ayuda de todas las personas y decir: «Venid, pues, y vayamos juntos adelante con nuestras fuerzas unidas.

 

Discurso de Winston Churchill dirigido a la Cámara de los Comunes. Londres, 13 de mayo de 1940

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