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1990 > VANITAS.

Confrontaciones, comentario a la década. Instituto de la Juventud.Museo Español de Arte Contemporáneo de Madrid.

Colección Fundación Helga de Alvear. Cáceres.

Una ventana de 100 x 100 cm, 44 cuadros de 25 x 25 cm, 4 textos manuscritos, un sobre, un espejo de tocador,

un reloj de pulsera, un espejo platinado y dossier con los planos.

 

El proyecto Vanitas se mostró en Museo Español de Arte Contemporáneo en una muestra que reunía una selección de artistas que habían pasado por muestras de Arte Joven del Instituto de la Juventud y una selección de artistas internacionales elaborada por Gloria Picazo y Félix Guisasola.

 

Los artistas participantes eran: Pep Agut, Patrick van Caeckenbergh, Eugenio Cano, Willem Cole, Wim Delvoye, Ann Veronica Janssens, José Maldonado, Pedro Mora, Carmen Navarrete, Jan van Oost, Perejaume, Xavier Rovira, Ludwig Vandevelde, Richard Venlet.

 

En Vanitas desarrollo una extensión del proyecto de la Capilla del Oidor (15/20 OK) reflexionando sobre lo imprevisible de la vida y los esfuerzos que realizamos y los objetivos que nos planteamos a pesar de la volubilidad e impredecibilidad del devenir de nuestra existencia; también de la inutilidad de los placeres mundanos. La frase barroca “Vanitas vanitatum omnia vanitas” (vanidad de vanidades, todo es vanidad) Eclesiastés (1,2) servía para indagar en un genero artístico muy empleado durante el periodo barroco en la pintura.

 

Esta obra amplió los recursos instalativos e incorporó otros códigos de lenguaje no verbal, en este caso transcripción a lenguaje de sordomudos con las manos (y gestos). La frase del Eclesiastés es trasladada a elementos de 25 x 25 cm. cada uno de ellos con una mano que compone la correspondiente letra. Al mismo tiempo se agrupan en bloque de punto (uno) y raya (tres) que en código morse lanzan una llamada de socorro (s.o.s.). La Instalación está dividida en dos zonas; una zona negra y con escasa iluminación abierta al espectador donde hay una ventana ciega de 100 x 100 cm, una ventana que da a acceso visual a la sala anexa, y una vitrina encastrada con cuatro manuscritos de diferentes personas (Armando Montesinos, José Manuel Costa, Martín Bartolomé y José Lebrero) en los cuales hablan de “un momento de inflexión” de un “momento de la verdad” en sus vidas -la idea era incorporar nuevas experiencias y nuevos textos dependiendo del lugar de exhibición de la obra. En una sala accesible solo a través de una ventana, solo visible -la ventana está cerrada por un espejo espía-, fuertemente iluminada, se disponen en una pared las manos con la frase, y hay una mesa con un espejo de tocador enfrentado a la ventana… nadie se puede ver reflejado en ese espejo de tocador; el espejo espía anula la transparencia interior: el espectador no puede participar como imagen_representación dentro del espacio cerrado, es excluido de la imagen y del mundo interior de ese espacio: es un esfuerzo vano de reconocimiento, identidad y apropiación.

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