Ver la noche oscura a través de una ventana solo por mirar y sentir un afuera en el que estrellas frías y apagadas orbitan la melancolía infinita con la esperanza de un accidente que haga de ellas mil pedazos lanzados caóticamente a un viaje loco en el que las estelas brillen marcando trayectorias sin rumbo ni destino.
El proyecto de las Postrimerías es la extensión de un trabajo imposible de acabar que vuelve siempre, y cada vez adopta una configuración diferente, más intensa, descarnada y paradójicamente superficial.
Este proyecto excava con herramientas barrocas entre las ruinas de un imaginario inflacionario en el cual la producción y demanda de sentido se encuentran en desequilibrio, generando así, la profusión indiscriminada de imágenes y códigos y una pérdida de valor poético incesante. La realidad se impone, imperativa; lo real se resiente, herido.
Los efectos tienden a desaparecer y a diluirse en la pura superficie y en los accidentes del lenguaje, en las formalizaciones comunicativas, en las llamadas de auxilio y en los toques de advertencia. La expresión es suspendida y queda encerrada en las dimensiones extrañas de los pliegues, despliegues y repliegues de la mónada. Hay un intento de ser contenido en lo mínimo y no estar abarcado por la totalidad.
Postrimerías que son un más allá construido con certeza de muerte y anhelos de justicia, redención y paraíso.
Postrimerías como posibilidad de construir, habitar y pensar lo imposible.
Nada que ver, nada que oír, nada que decir…nada que sentir, etc… de ahí, los poemas como teoría de los sentimientos y las emociones¡!
José Maldonado, Valencia 13 de mayo de 2021